viernes, 1 de agosto de 2014

Como valorarnos y aprender a valorar a los demás





Como valorarnos y aprender a valorar a los demás

20/07/2014

El referente de libertad, igualdad y fraternidad. La filosofía de vida a mi entender

Es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje. Al abordar estos problemas, la filosofía se distingue del misticismo, el esoterismo, la mitología y la religión por su énfasis en los argumentos racionales por sobre los argumentos de autoridad, y de la ciencia porque generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica, sea mediante el análisis conceptual, los experimentos mentales, la especulación u otros métodos a priori, aunque sin desconocer la importancia de los datos empíricos.

La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida por la ciencia, la religión y la política occidentales. Muchos filósofos importantes fueron a la vez grandes científicos, teólogos o políticos, y algunas nociones fundamentales de estas disciplinas todavía son objeto de estudio filosófico. Esta

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superposición entre disciplinas se debe a que la filosofía es una disciplina muy amplia. En la actualidad sin embargo y desde el siglo XIX, la mayoría de filósofos han restringido su área de investigación, y se caracterizan por estudiar las cuestiones más fundamentales y generales.

1. Valorar nuestro ser, persona

2. Profundizar en el valor de la persona

3. Aprender a respetar a todas las personas

4. ¿Que entendemos por dignidad?

5. El ser humano como racional y libre

6. Principios relacionados con la dignidad humana

7. Los fundamentos de la dignidad humana

1. Valorar nuestra persona

Las personas que se quieren a sí mismas saben cómo valorar a las personas mucho más fácilmente que las que no saben valorarse a sí mismas. Por eso no debe extrañar que alguien que quiere mejorar como persona también intente ayudar a los demás. Por eso sigo una filosofía de vida que es así: Tú creces, yo crezco y los demás también. Tiene mucho de cierto.

Cuando vemos a una persona que está mejorando gracias a nuestra ayuda nos sentimos realmente bien. Sentimos que servimos para algo en este planeta, que podemos dar una buena ayuda a las personas que necesitan una fuente de apoyo. Quizás no puedas apoyar económicamente, pero moralmente puedes dar mucho y cuando logras sacar una sonrisa en las caras de las personas, ya sean tus amigos, familiares o vecinos te sientes tan bien que parece que hay una atmósfera más tibia.

Realmente mis experiencia me han enseñado lo bueno que es ayudar a los demás.

¿Qué tiene que ver esto con valorar a las personas?

Pues pude haber salido con otros mucho mejores, pero en este caso lo que me pasó por la cabeza fue ver cómo andaban nuestras vidas, en qué podían mejorar cada uno en temas como: salud, amor y dinero. Lo bueno es que tomemos consciencia de que en esta vida no todo es fiesta de fines de semana, sino trabajo constante en todo lo que te propones y es así cuando te das cuenta de que la vida tiene un valor que pagar y por ende también cada una de nosotros. No solo es ayudar, ellos también me hacen ver cosas que me faltaban a mí para mejorar. Fue una excelente retroalimentación que sigue mi filosofía: Tú creces, yo crezco y los demás también.

Cuando piensas de esa manera ya no sientes envidia. Una persona que siente envidia por el éxito de los demás es porque no se valora a sí misma, no ha querido superarse y ha preferido la vida fácil, aburrida y poco agradable. Cuando ve a alguien de su mismo barrio, de su misma condición económica, de su mismo estatus social triunfando, siente envidia y lo único que hacen es querer que la vaya mal.

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“Ah, es pura suerte, verás que pronto le va a ir mal en las ventas” dices cuando lo ves vendiendo mucho, al día siguiente te das cuenta que ha vendido poco y atacas: “Ya ves, te lo dije”. Tanto en el mundo de las ventas, como en todo que implique trabajo siempre van a haber días buenos y días malos. Lo importante es perseverar y saber que pronto puedes hacer más.

La envidia no es más que una simple excusa para no progresar, es un refugio donde te escondes por temor a enfrentar tus miedos y querer que los demás estén acompañándote cuando ves que están alcanzando la cima del éxito. Lo mejor es aprender a como valorar a las personas.

¡Ya deja de sentir envidia! Piensa que si a una persona le va bien en su trabajo va a poder dar más trabajo a otras, y así si a todas las personas que conoces mejoran su estabilidad económica significa que tu comunidad está progresando y tú también tienes las mismas posibilidades. Muchas veces nos dejamos llevar por ser tan egocéntricos y sentimos envidia del que está progresando, pensando que está atentando contra nuestro propio progreso cuando en realidad lo que está haciendo es demostrar que si él pudo, nosotros también podemos. Es ahí cuando empiezas a saber cómo valorar a las personas de verdad.

Alégrate por el triunfo de las demás personas, porque muy pocas lo hacen, muy pocas se sienten felices cuando tienes un logro por muy pequeño que sea.

No importa qué tan prestigiosa o difícil sea el lugar donde haya accedido o triunfado, lo importante es que te alegres por ellos.

De verdad que si, en este mundo todos nos alegrásemos por el triunfo de los demás y sintiésemos la valentía de querer superarlo, porque sabes que puedes hacerlo, ya habríamos avanzado mucho más rápido como raza humana. Nuestras ciudades seguramente serían mucho más modernas, en los colegios habrían muchos mejores alumnos y se enseñaría realmente cosas que valgan la pena conocer porque todos se valorarían entre sí como personas.

Para aprender como valorar a las personas tienes que compartir la alegría. Si te vienes bien emocionado por haber hecho algo simplemente trata de que la otra persona también se sienta igual que tú. No seas de esos que cuando tiene algún triunfo se lo guarda para sí, por temor a lo que piensen los demás. Puedes hacer una celebración y así ganar mucho más y mejores amigos, siempre y cuando esa celebración o fiesta se realice de una manera sana.

Esa alegría que sientes cuando a los demás les va bien no tiene precio, tanto que se nota en lo que hagas después de que ellos no estén.

Para saber cómo valorar a las demás personas es sencillo, sólo hay que desear el bien a los demás cuando realmente ya te aprecias a ti mismo. Porque es algo incoherente, incluso hipócrita, felicitar y alegrarse por los demás cuando tu vida no está yendo bien, cuando te sientes mal en las relaciones o cuando no tienes un sentido de vida o motivo

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por el cual vivir. Valorar a las demás personas viene desde dentro con tu propia felicidad.

¿Cómo aprender a valorar lo que tienes?

Aunque somos la especie más evolucionada la raza humana es probablemente la raza más infeliz. ¿Nuestra inteligencia es un regalo o un castigo? Creo que la raza humana está en el punto álgido de su infelicidad pues se ha quedado en el camino entre la mente retrasada y la mente evolucionada. Cuando ves a cualquier discapacitado mental y le conoces te das cuenta inmediatamente que es alguien feliz, o al menos la mayoría, cosa que no puedes decir de una persona con un coeficiente intelectual normal.

Cualquier perro o animal que ves, está tranquilo, feliz, conforme con lo que tiene, a gusto, tal vez el simple hecho de mirar un gato te puede enseñar que es realmente valorar la vida. Los perros no se preocupan por si llegarán tarde al trabajo, por lo que pensará su dueño o si éste les va a dejar por otro pese a no tener ninguna prueba, tampoco son inseguros. Una persona puede estar 2 años con pareja y esos 2 años desconfiar de su pareja, agobiarla y cansarla con ataques de celo repentinos y recurrentes.

Yo, personalmente, jamás he visto a un perro que se te eche a llorar cada dos por tres porque tiene miedo de que le dejes, en ese aspecto los perros nos ganan en inteligencia, un perro simplemente disfruta a tu lado, juega contigo, ni siquiera se plantea la posibilidad de que lo abandones, él juega, se ilusiona al verte, come, duerme y es muy feliz. ¿Por qué tú no puedes ser feliz como un perro?

¿Acaso tendría que bajar mucho tu cociente intelectual?

No creo que sea eso, lo que tienes que hacer es valorar lo que tienes, dejar de ir en bus preocupado y sumergido en tus problemas, mayoritariamente absurdos, para mirar por la ventana y apreciar la gran ciudad dónde estás. Dejar de estar aburrido y deprimido en tu trabajo para valorar que aún en crisis tú tienes la suerte de tener trabajo y poder seguir con tu vida con toda normalidad. Dejar de comer con desganas y deprimirte en tu sofá para valorar que ahora mismo estás ahí y no en una tribu perdida de África dónde cada segundo de su vida lo destinan a buscar comida y agua y tú solo dedicas a eso 30 minutos a la semana, incluso ellos puede que sean más felices que tú.

Hoy en día si te paras en la calle y observas a la gente, parecen todos zombis andando, con caras largas, tristes, mirando al suelo, viendo a sus semejantes como enemigos en vez de amigos, comparando, desconfiando, yendo a la defensiva, prácticamente nadie está disfrutando el momento. ¿Te has convertido tú en uno de esos zombis incapaz de valorar lo que tiene?

¿Cómo aprender a valorar lo que tienes?

Me gustaría que vieras ahora y repasaras mentalmente aquello que crees que es importante en tu vida, imagínate primero todo lo imprescindible que si te lo quitara tu vida cambiaría un montón. Pese a que has pensado unas cuantas cosas seguramente

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desprecias muchas veces esas cosas y no les tienes el aprecio que realmente tienen que tener por eso muchas personas terminan perdiendo partes importantes de su vida y se quedan amargadas y solas.

Ahora imagínate que te quitan todo eso que tanto aprecias, imagínate que te lo arrebatan todo de un día para otro, quiero que te recuestes en una cama, cierres los ojos y te imagines con todos los detalles esa situación, sino puedes acostarte en la cama simplemente cierra los ojos y hazlo. El nivel de realismo de la situación dependerá de tu capacidad imaginativa, si eres incapaz de sentir malas emociones con esa situación tu capacidad imaginativa es totalmente nula, algo bastante grave por cierto.

Aquí se demuestra la frase de: “no valoras algo, hasta que lo pierdes” aunque realmente hay cosas que no solo no hay que valorarlas, sino que hay que perderlas (una pareja que te maltrata es mejor no valorarla y perderla ya que vivirás mejor). Pero el caso común es que se valora poco lo que realmente vale y se valoran muchas cosas sin sentido. Vamos al trabajo para ganar dinero en vez de ir para hacer lo que nos gusta y ser felices para luego gastarnos el dinero en cosas inútiles que terminan en el fondo del armario en dos días y aunque nos bombardean con publicidad masiva e indiscriminadamente eres tú y solo tú el responsable de un consumismo positivo.

Piensa que siguiendo con tu actitud a parte de la posibilidad de perder aquello que más quieres pero que no lo valoras puedes terminar más solo que la una y más amargado de lo que estás, hay que empezar a valorar las cosas porque si algo roza lo irónico y lo absurdo es que nuestro cociente intelectual sea 10 veces superior al de un perro pero que nosotros seamos incapaces de apreciar las cosas como lo hace un perro. ¿No es irónico?

Valora lo que tienes, saborea los momentos, desde el instante que te levantas de la cama hasta que te despiertas al día siguiente debes valorar todos y cada uno de los puntos de tu vida. Yo nunca me levanto deprimido y triste pensando: “Vaya mierda de día”, me levanto ilusionado pensando cuál será el artículo del día, siendo consciente de lo afortunado que soy por poder vivir y estar invirtiendo constantemente en un proyecto propio, en un sueño propio en el que absolutamente nadie de mi entorno creía ni apoyaba pero que sin embargo a día de hoy vuela cada vez más alto.

No soy uno de esos aburridos autónomos cansado de trabajar, aburrido que ya ha dejado de valorar lo que hace, soy alguien que valoro cada segundo de mi vida y con quien la comparto, alguien capaz de contemplar la belleza de una foto y apreciar ese digno instante, alguien que cada segundo de su vida se siente agradecido por haber nacido en un país donde la sanidad es pública y no se tiene una visión comercial de la misma, alguien que agradece cada segundo de su vida el apoyo y felicitación de lectores. A veces me gusta ponerme a mirar por el balcón y fijarme en la calle, en los detalles y aprecio mucho ese momento porque antes no lo he podido hacer. Porque soy muy tolerante, moldeable, no solo me adapto a cada contexto sino que lo aprecio y me siento muy afortunado por ser capaz de apreciarlo.

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Hay gente atrapada en los recuerdos, en las buenas sensaciones de los recuerdos y eso es porque son incapaces de apreciar el presente. Tal vez mi mayor virtud no sea la capacidad creativa, emprendedora, literaria… sino la capacidad de apreciar las cosas ya que esto me permite desarrollar todas las demás.

Ten en cuenta que apreciar las cosas no significa conformarte con lo que tienes, todo lo contrario, significa apreciar lo que tienes y trabajar para mejorarlo si el caso lo requiere, significa ser capaz de entrar en contacto con tus sentidos, tus emociones y disfrutar de lo que te rodea en vez de vivir amargado, frustrado y cabreado.

Mira más por la ventana del autobús, mientras te relajas en la silla del trabajo piensa y visualiza lo afortunado que eres, disfruta una buena película dejando que tu cuerpo sea un receptor y amplificador de emociones, aquí lo principal es que tus emociones positivas fluyan y te permitan apreciar y valorar todo lo que concierne a tu vida y tienes a tu alrededor.

Disfruta de una vez la vida y deja de amargarte porque en tu vida tienes mucho que disfrutar.

2. Profundizar en el valor de la persona

En el conocimiento de la naturaleza humana

Me gustaría plasmar mi humilde reflexión.

¿Cómo entiendes y vives, profundizar?

¿Qué acciones realizas para profundizar?

Para conocer al ser humano tenemos que profundizar en su naturaleza. Y no siempre lo que encontraremos nos va a gustar. El ser humano está lleno de contrariedades, incoherencias, defectos y virtudes, pequeñez y grandeza. En definitiva: humanidades.

¿Somos capaces de ir más allá de lo obvio? ¿Podemos traspasar las barreras de los muros de protección que cada uno de nosotros elevamos a nuestro alrededor? ¿Podemos internarnos y penetrar estas barreras? ¿Realmente nos conocemos?

Profundizar implica llegar al fondo, traspasar fronteras, investigar, dar solidez y enriquecer nuestro propio autoconocimiento. ¿Para qué ahondar en nuestro interior? En primer lugar para poder ordenar y simplificar nuestra vida, para internarnos en nuestro propio autoconocimiento, para ser más honestos con nosotros mismos y fieles a nuestra esencia, para curar nuestras heridas o encontrar la serenidad que necesitamos en momentos de oscuridad. Profundizar es una de las opciones que nos pueden guiar cuando estamos abiertos a la búsqueda y el encuentro con nosotros mismos. El proceso de autoconocimiento, no es sencillo ni breve, requiere de una predisposición y actitud determinadas. Atrevernos a profundizar en nosotros mismos requiere coraje, determinación y valentía.

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Al profundizar en nuestro autoconocimiento fluimos, ganamos madurez, flexibilidad, conciencia y podemos asumir nuestro propio liderazgo, la responsabilidad sobre nuestras vidas y vivir una existencia más libre, plena

El diálogo será el punto de partida. Primeramente un diálogo interior desde el respeto y el amor hacia uno mismo. Realizar cada noche “examen de conciencia”, un hábito poco frecuente en nuestros días. Este examen de consciencia es una reflexión de las acciones, decisiones, sentimientos que a lo largo del día hemos vivido. “Mejorar cada día”. Curiosamente este hábito, es a superarme y a dar sentido a mi vida.

Esta práctica del “examen de consciencia” ya Epicuro la practicaba e instaba a otros a servirse de ella para profundizar en sus creencias inconscientes y que corrigieran aquellos errores que eran capaces de detectar. Asimismo, Séneca antes de acostarse analizaba cual había sido su comportamiento. En la religión cristiana es una práctica habitual. Este hábito se sustenta en una visión existencial de la vida, fundamentada en principios éticos y nos permite perfeccionar nuestra capacidad de introspección, fundamental para darnos un espacio de reflexión y aumentar nuestra conciencia. Desde esta reflexión y dialogo interior podemos avanzar, progresar y ser la mejor versión de nosotros mismos.

Desde este diálogo interior podemos colaborar y acompañar a otras personas para que se conozcan en profundidad y puedan ordenar aquellos aspectos que les permitan vivir una vida feliz, plena y con sentido. Desde este diálogo interior podemos encontrar serenidad y aprender a dialogar con los demás para que hallen su propio camino en el descubrimiento de ellos mismos.

Este diálogo interior precisa de un contexto de paz, relax y silencio, de una predisposición a comprendernos sin juzgarnos, a construir desde la confianza y la esperanza, a mantener una actitud de eternos aprendices. Desde estos lugares lograremos hacer más profundo algo que ya lo era: conocernos.

Cada vez hay más personas que necesitan profundizar en su interior, que desean abordar sus problemas desde otras perspectivas, que quieren reflexionar sobre ellas mismas y las relaciones que establecen con los demás y sobre todo, que quieren aprender a aplicar y ampliar los conocimientos que han adquirido. Que ansían penetrar el su propio autoconocimiento.

Cómo otros profesionales que pertenecen al ámbito de las ciencias humanistas. Cómo Coach y psicóloga acompaño a otras personas a lugares tremendamente íntimos y profundos, sentimientos, conflictos, preocupaciones, debilidades e insatisfacciones desde el respeto y la comprensión pero también desde unos principios éticos. Unos principios que me comprometen con el estudio profundo de la naturaleza humana, con una sólida formación humanística, con una clara conciencia de mi rol y que me invitan a profundas reflexiones sobre los principios que rigen mis conductas y decisiones.

Para acompañar a alguien en su proceso, nuestros conocimientos profesionales han de centrarse en esa persona, ayudarla a reflexionar sobre sus decisiones, conductas,

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sentimientos y valores, sus creencias, sus competencias y sus aspiraciones y sueños y también en aquellas áreas en las que quiere centrar su aprendizaje y superación. Como profesionales vamos a generar un espacio de confianza y respeto, a través de nuestras preguntas facilitaremos su reflexión, pero hemos de tener siempre presente que es el cliente, el paciente, el alumno quien ha de llegar a su autoconocimiento. Nuestra responsabilidad es acompañarlo de tal manera que pueda ir más hondo y al mismo tiempo más alto, desde lo abstracto a lo concreto y todo ello desde unos principios que den sentido a su vida.

En el proceso de conocer la naturaleza humana, conocernos a nosotros mismos no es suficiente. Acompañar a otras personas en su propio autodescubrimiento requiere, por nuestra parte, que tengamos presente los diversos niveles o barreras que deberemos atravesar y que como profesionales deberemos tener en cuenta:

Sea cual sea el motivo que ha llevado a nuestros clientes, pacientes o alumnos a profundizar en su autoconocimiento, deberá en algún momento del proceso atravesar estas barreras y será a través del diálogo que mantendremos que podrá dialogar consigo mismo desde otros lugares distintos que le permitirán ir más allá en sus reflexiones. Cuando este diálogo interno fluye, gana madurez, flexibilidad, conciencia y puede asumir su propio liderazgo, la responsabilidad sobre su vida y finalmente goza de mayor libertad para vivir una existencia congruente, plena

Pero también hay otra área en la que profundizar se hace imprescindible: explorar los marcos teóricos o paradigmas en los que se sustentan nuestras vidas. Profundizar es reflexionar desde una perspectiva panorámica y sumergirnos en el pozo de nuestras creencias más profundas. ¿Cuáles son los valores que me guían? ¿Hacia dónde dirijo mis pasos? ¿Qué da sentido a mi existencia? Para ello, hay una ley que rige la naturaleza humana y de la que no podemos zafarnos: “el libre albedrío”. Las personas podemos elegir y esto comporta una gran responsabilidad. ¿Somos realmente conscientes de que podemos elegir? No estamos anclados, el océano es casi infinito. “El hombre ha recibido el regalo de poder escoger su naturaleza, de elegir ser un ángel o una bestia”. Este ámbito de elección compite a la ética, la distinción entre lo correcto y lo que no lo es, lo que da sentido a nuestras vidas y lo que se lo quita.

Para acompañar a alguien en su proceso, nuestros conocimientos profesionales han de centrarse en esa persona, ayudarla a reflexionar sobre sus decisiones, conductas, sentimientos y valores, sus creencias, sus competencias y sus aspiraciones y sueños y también en aquellas áreas en las que quiere centrar su aprendizaje y superación. Vamos a generar un espacio de confianza y respeto, a través de nuestras preguntas facilitaremos su reflexión, pero hemos de tener siempre presente que es la persona quien ha de llegar a su autoconocimiento. Nuestra responsabilidad es acompañarlo de tal manera que pueda ir más hondo y al mismo tiempo más alto, desde lo abstracto a lo concreto y todo ello desde unos principios que den sentido a su vida.

En el proceso de conocer la naturaleza humana, conocernos a nosotros mismos no es suficiente. Acompañar a otras personas en su propio autodescubrimiento requiere, por

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nuestra parte, que tengamos presente los diversos niveles o barreras que deberemos atravesar y que como profesionales deberemos tener en cuenta:

El miedo, que puede adoptar diversas facetas: pudor, suficiencia, negación, evitación, orgullo, vergüenza, modestia o sencillamente un gran desconocimiento de uno mismo. Reconocer las cualidades, los errores, las debilidades no es fácil. Se requiere de un contexto de confianza muy importante para que otra persona se abra a la escucha y acompañamiento que podemos brindarle en este camino de profundización.

La toma de conciencia, o la capacidad de “darse cuenta”, que hace referencia a la comprensión de uno mismo, de lo que hacemos, pensamos, sentimos, proyectamos, reaccionamos. Esta capacidad es muy importante ya que es la responsable de que nos podamos comprender a nosotros mismos, de establecer conexiones entre nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro corazón y nuestro espíritu.

El cambio de paradigma, entre lo que somos y lo que queremos llegar a ser. Unas cosa es saber lo que nos gusta, lo que queremos lograr y otra incorporar este conocimiento a lo real y cotidiana. Reconocer lo que podemos ser y saber serlo requiere de un cambio de paradigma, de un cambio de enfoque, de observarnos desde otro punto que nos permita pasar del conocimiento a la acción.

Sea cual sea el motivo que ha llevado a nuestros clientes, pacientes o alumnos a profundizar en su autoconocimiento, deberá en algún momento del proceso atravesar estas barreras y será a través del diálogo que mantendremos que podrá dialogar consigo mismo desde otros lugares distintos que le permitirán ir más allá en sus reflexiones. Cuando este diálogo interno fluye, gana madurez, flexibilidad, conciencia y puede asumir su propio liderazgo, la responsabilidad sobre su vida y finalmente goza de mayor libertad para vivir una existencia congruente, plena

Para mi profundizar es un acto que requiere de nosotros el deseo valiente y honesto de ir más allá de lo obvio y llegar al fondo de las cosas.

En muchas ocasiones, la comodidad de nuestra zona de confort, la prisa y la impaciencia o simplemente nuestro propio ego, nos llevan a conformarnos con el conocimiento adquirido, impidiéndonos seguir avanzando y perdiéndonos la posibilidad de alcanzar la sabiduría.

Para mi profundizar es una elección que nos permite progresar en la búsqueda conjunta de la verdad y requiere de grandes dosis de humildad y paciencia. La recompensa es que al sentir que profundizamos nuestra vida cobra un sentido mayor y más amplio y somos cada vez más capaces de vivir auténticamente desde nuestro Ser más profundo.

Profundizar. Qué bonito verbo cuando hablamos de personas. En la profundidad de las personas y de las cosas es donde se suelen preservar las cosas más bellas y las personas no somos una excepción. Encontrar la paz del silencio, donde ya no encuentren sus propios reproches, su dolor, Su miedo, sino tan sólo la paz. Vivir estados de este tipo es algo que muchas veces es momentáneo, nuestra vida diaria no nos permite

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mantenernos ahí permanentemente, pero podemos alcanzarlo cada vez con más frecuencia. Hay una pregunta que sí nos la hacemos sin ánimo de juzgarnos ayuda mucho:

¿Qué dice esto de ti? Y su variante es: ¿qué significa esto para? Las veces que me he respondido a esta pregunta, las cosas adquieren otra dimensión. Personalmente creo que un análisis profundo de las vivencias y sentimientos de uno mismo es básico para poder analizar y solventar retos que nos presenta la vida. Todos somos capaces de hacerlo, aunque algunos necesiten de ayuda para aprender a conocerse. Tenemos que ayudar a todos los que podamos a profundizar para conocerse, a ser conscientes de su “yo”, a criticarlo y a ayudarlo a crecer porque así podrán gozar de más momentos de felicidad al día

Sabemos que “profundizar” es un verbo y que, por lo tanto, refleja una acción, algo con movimiento, mucho movimiento… Profundizar, según mi punto de vista, supone moverse en dirección a un horizonte muy lejano donde la vista no alcanza verlo todo, donde la vista está limitada, donde todo lo que vemos se va haciendo cada vez más pequeñito hasta por fin no ver nada. El horizonte contiene muchas cosas que no se ven y profundizar diría que tiene mucho que ver con moverse por el camino de lo desconocido. Y eso, según cómo sea el camino, puede suponer no un solo movimiento y de un solo tipo, sino muchos movimientos y de muchos tipos.

Por lo tanto, pienso que profundizar es una apasionante aventura por lo desconocido o, para ser minuciosos, profundizar. Pues el camino es importante y el objetivo también lo es.

¿Sobre qué se puede profundizar?

-En el conocimiento.

-En las demás personas.

-En uno mismo.

-En cada una de “las cosas” que existen.

Cuando profundizamos ponemos la atención en lo profundo de “las cosas”. ¿Y todas “las cosas” son profundas? Yo creo que sí pero me centraré sólo en lo siguiente.

Quizás estemos de acuerdo en admitir que es profundo un texto de Platón, por ejemplo. O la teoría de la relatividad de Einstein. Por supuesto diríamos que los textos de Platón y Einstein son profundos ¿no?

¿Qué también es profundo y no lo es tanto en el campo del conocimiento filosófico-científico? Diría que las personas también son algo muy profundo. Es decir, nosotros, vosotros, tú, yo, toda la psicología y, en general, por lo psicoterapéutico saben muy bien de lo que estoy hablando. Nos encanta profundizar en las personas y, sobretodo, si entendemos nuestro trabajo, que estas personas profundicen en sus vidas (y aprendan a profundizar por sí mismos). Además, en el mejor de los casos, a nosotros también nos

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puede encantar el profundizar en nosotros mismos, el vivir la emoción de experimentar la aventura personal de conocernos, también es una apasionante aventura por lo desconocido.

Pasando a otro enfoque totalmente diferente, dirigiendo ahora la mirada a las propiedades que creo que tiene que tener una persona que profundice, estoy seguro que profundizar requiere de un gran corazón, un gran amor y un gran optimismo por lo que se hace, por lo que uno se encuentra en esta aventura: cosas, personas, sucesos, emociones, pensamientos, sensaciones, dificultades, realidades nuevas a las que adaptarse, que comprender y aceptar, realidades nuevas que gestionar en la medida de lo posible, etc. Todo ello requiere mucho amor y optimismo para que lo que vaya apareciendo en esta aventura se considere algo interesante y motivador. Es como la vida misma. La vida también es un profundizar: con sus momentos cómodos e incómodos, con sus éxitos y aprendizajes, con sus fracasos y des aprendizajes, con sus muchas sorpresas y repentinos cambios de horizonte

Por otro lado, el tema de la paciencia, siguiendo la divagación, también me parece un punto importante para comprender qué es profundizar. Esto me ha ayudado a entenderlo al observar la generación Twitter o Facebook o similares (SMS, WhatsApp, internet). Publicar más de 10 líneas se sanciona. Cuando un texto supera este límite hay desánimo, pereza y abandono. Bueno, sobretodo hay impaciencia, como es lógico si estamos hablando de la paciencia. De hecho me extraña que la mayoría de personas que hayan empezado a leer mi comentario estén todavía leyendo. Hay una especie de déficit de atención que se debe a que lo que está pasando en ese momento no nos parece interesante, no lo juzgamos importante incluso, en muchos casos, cuando quien publica es alguien desconocido. Quizás la alta exposición a estímulos que nos produce la tecnología -y su contexto cultural- nos repercute negativamente de alguna manera.

3º Aprender a respetar a los demás:

Enseñar a reconocer la existencia del otro como alguien digno de consideración y a respetar los espacios y tiempos de cada uno, es la clave para que nuestros hijos desde pequeños vivan en armonía con sus padres y con los adultos.

Como papás estamos siempre enseñando a nuestros hijos: a comer bien en la mesa, a compartir los juguetes, a no pelear con los hermanos, etc. Si bien es fundamental hacerlo, no debemos olvidar que es a través del ejemplo como nuestros niños aprenden mejor los conceptos.

“el respeto es la consideración del otro como “un legítimo yo”. Por lo mismo, incluye la consideración de los demás, pero también la de uno mismo, lo que implica poner límites y no dejarse pasar a llevar”,

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• El respeto a los hermanos: los hermanos son los primeros pares con los cuales se aprende a resolver conflictos. “Saber parar cuando el otro no quiere seguir, hacerle caso a los sentimientos del otro, etc., enseña a los niños a entender que este es un proceso bilateral en el que todos tenemos derecho a que nos respeten”, indica.

• El respeto a los tiempos y espacios de los demás miembros de la familia: Algunos ejemplos pueden ser: saber escuchar, esperar el turno para hablar o en una fila, respetar los espacios de los demás. “Es recurrente ver que los niños interrumpen cuando la mamá está hablando por teléfono, ahí debemos explicarles que deben esperar a que corte para poder ponerle atención; o también cuando hay alguien en el baño, enseñarles que deben tocar la puerta antes de entrar”.

Educar con el ejemplo

El ejemplo de los papás y adultos que estén en contacto con los niños es la clave para que puedan aprender a respetar a los demás. “El respeto se vive, más que se instruye, es una actitud de vida que se enseña a través del ejemplo”, Los niños aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan. Si cuando manejamos peleamos con los otros autos, o si para corregir a un hijo cuando grita, le gritamos… “En estos casos estamos dando pésimos ejemplos de buen trato y convivencia y el niño recibirá las señales equivocadas en lugar de comprender que no se debe pelear con los demás o gritarse”, recalca.

Saber incentivar el respeto

Por otra parte, Josefina Martínez señala que es muy importante destacar cuando nuestros hijos han sido respetuosos o tuvieron muestras de consideración hacia otro, ya que este reconocimiento los alentará a seguir comportándose de esta manera y ver que el buen trato es digno de admiración por parte de sus padres y profesores.

En caso contrario, cuando han faltado el respeto a sus hermanos, compañeros o adultos, debemos hacerlos reflexionar y preguntarles ¿cómo creen que se sintió esa persona?, en lugar de decir ´mira qué pena cómo se sintió’.

“No hay que hacer sentir culpable a un niño cuando hace algo malo, pero sí ayudarlo a ver que sus actos tienen consecuencias, mostrarles lo que le pasa al otro cuando somos irrespetuosos”,. Asimismo, agrega que “es importante generar un compromiso después de la reflexión para que el portarse bien se haga con libertad, con convicción y no por sumisión”.

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4. ¿Que entendemos por dignidad?

“La dignidad humana es aquella condición especial que reviste todo ser humano por el hecho de serlo, y lo caracteriza de forma permanente y fundamental desde su concepción hasta su muerte”.

Esta frase nos deja muy en claro que la dignidad humana es una condición del ser humano, es decir, que no se puede renunciar a esta; teniendo en cuenta esto, entramos a analizar el ¿qué es? Y ¿por qué existe? Dicha condición que resulta ser tan importante tanto para la sociedad como para el ordenamiento jurídico existente en nuestro país; pero del mismo modo, podemos darnos cuenta de que la razón por la cual existe la protección a esta condición es el simple hecho de que el ser humano exista y se mueva constantemente dentro de un grupo social que, de una u otra manera lo determina con el paso del tiempo como un ser humano a cabalidad, con todo lo que él es y con todo lo que el ser humano implica.

Por ello, decimos que la dignidad humana como condición de ser humano, es el hecho de acceder sin ningún costo o remuneración económica a los derechos y las obligaciones que poco a poco, se van generando con el paso del tiempo y de acuerdo a las condiciones sociales en las que normalmente se mueve por el hecho de estar o pertenecer a un grupo social; esto implica pues, un respeto mutuo de sus derechos como lo son a tener una vida digna, con un honor, con una buena reputación, sin ser de ninguna manera objeto de ultrajes o humillaciones.

De otra parte, la dignidad humana existe porque el ser humano se distingue de los animales precisamente por el hecho de tener autodeterminación y a su vez, una igualdad frente a los seres de su misma especie con respecto al trato; pero respetando siempre, de una u otra forma, las diferencias que les dan la esencia de ser humano como tal que hace que la convivencia entre la sociedad misma se haga interesante, productiva y constructiva.

Capaz de convivir de manera respetuosa e inteligente dentro de la sociedad, ¿Cómo es posible que exista la discriminación, los ultrajes y la humillación en su ser integral?

. La dignidad humana no es un derecho del hombre, es el fundamento de los derechos que se conceden al hombre, por ello las constituciones provinciales, nacionales y los tratados internacionales se refieren a ella, sobre su carácter de justificación última existe una suerte de consenso universal, que se traduce en todos los textos legales. En el presente estudio se realiza un acercamiento profundo sobre dicho concepto, su significado, contenido, importancia y la vinculación con los distintos derechos

Significado terminológico:

Según el diccionario enciclopédico; que merece algo, en sentido favorable o adverso; correspondiente, proporcionado al mérito y condición de una persona o cosa...".

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Pero en este aspecto y a los fines de profundizar el significado, como soporte de la dignidad de la persona humana el argumento según el cual "Los seres cuya existencia no descansa en nuestra voluntad, sino en la naturaleza

Ese elemento teleológico, no puramente negativo, consustancial a la dignidad de la persona humana es la que permite afirmarla como sujeto. La dignidad significa que la persona humana no tiene precio, sino dignidad un valor intrínseco, esto es, dignidad".

"los derechos del hombre y la ley natural", nos explica el significado de la dignidad del hombre según la perspectiva de la filosofía cristiana, expresando "...decir que el hombre es una persona, es decir que en el fondo de su ser es un todo, más que una parte. Este misterio de nuestra naturaleza es el que el pensamiento religioso designa diciendo que la persona humana es la imagen de Dios. El valor de la persona, su libertad, sus derechos, surgen del orden de las cosas naturalmente sagradas que llevan la señal del Padre de los seres. La persona tiene una dignidad absoluta porque está en relación directa con lo absoluto...".

Que esta naturaleza humana es la misma en todos los hombres es un ser dotado de inteligencia, y que en tanto tal, obra comprendiendo lo que hace, teniendo por lo tanto el poder de determinarse por sí mismo a los fines que persigue. Por otra parte, por tener una naturaleza, por estar constituido de una forma determinada, el hombre tiene evidentemente fines que responden a su constitución natural y que son los mismos para todos...".

Los derechos fundamentales como el derecho a la existencia y a la vida -el derecho a la libertad personal o derecho de conducir la vida como dueño de sí mismo y de sus actos, responsable de estos ante Dios y ante la ley, el derecho a la búsqueda de la perfección de la vida humana, moral y racional, el derecho a la búsqueda del bien , el derecho a la integridad corporal, el derecho a la propiedad privada, que es una salvaguardia de las libertades de la persona, el derecho de casarse según la propia elección, y de fundar una familia con la seguridad de las libertades que le son propias, el derecho de asociación, el respeto a la libertad humana en cada uno, todos estos derecho arraigan en la vocación de la persona, agente espiritual y libre, al orden de los valores absolutos y a crear su propio destino superior en el tiempo.

La dignidad humana como fundamento de los derechos:

Considero que de la dignidad de la persona como valor central, emanan la justicia, la vida, la libertad, la igualdad, la seguridad y la solidaridad, que son dimensiones básicas de la persona, que en cuanto tales se convierten en valores y determinan la existencia y legitimidad de todos los Derechos reconocidos por nuestra Constitución.

Por otra parte esos valores -justicia, vida, libertad, igualdad, seguridad- están indisolublemente unidos por su raíz y fundamento: el valor de la dignidad de la persona humana. De ahí que la legitimidad y fundamento de un concreto derecho humano, como por ej. El derecho a la libertad o el derecho a la integridad física y moral, no estén

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en la exclusiva referencia a un determinado valor (vida o justicia o seguridad o libertad) sino la referencia a todos los valores.

Esa necesaria unión sistemática de los valores entre sí es patente en la Constitución, quien en su preámbulo declara la intención, cual es con la finalidad de exaltar la dignidad de la persona, asimismo se le asigna el carácter de inviolable.

Hay que tener en cuenta, además, que estos valores que fundamentan, junto con la dignidad humana, los derechos reconocidos por la Constitución, no constituyen categorías cerradas y estáticas, sino que se hallan abiertos a las continuas y sucesivas necesidades que los hombres experimentan en el devenir de la historia. De ahí surge, también la intrínseca unión existente entre el objeto de los derechos y el fundamento de los mismos -la dignidad humana.

Así, entre estos valores, implícitos en la Carta Magna, la justicia, como valor, en cierto modo encierra a mi criterio, el significado de todos los demás valores en cuanto que supone que a todas y cada una de las personas les sea atribuido y garantizado lo que le corresponde -lo suyo-, lo que le corresponde por su especial dignidad. Si del valor dignidad derivábamos el valor justicia, del valor justicia podemos ahora, a su vez, inferir otros cuatro valores; pues si la definición clásica de justicia connotaba "dar a cada cual lo suyo", he aquí cuatro dimensiones que son "lo suyo" para todo persona humana: vida, igualdad, libertad y seguridad:

El valor vida, además de la perspectiva biológica, común a la de los otros animales y las plantas, posee otra dimensión específica de la vida humana, que tiene el calificativo de racional, social, histórica, espiritual, etc., y en ella radican los demás valores: libertad, seguridad, etc. Es decir, mientras los demás seres vivientes a lo sumo llegan a un determinado nivel de conciencia, el ser humano al ser capaz de autoconciencia, auto posesión o autodominio, puede acceder a los demás valores citados: seguridad, igualdad, libertad, etc. Valores que, en cuanto inspiran acciones concretas, dignifican a quienes pretenden alcanzarlos.

Desde esta perspectiva integral, el valor vida inspira o está presente, es la que hace posible el ejercicio de la libertad en sus diferentes manifestaciones, y que no puede ser cercenada sin que deje de producirse injusticia. Estando garantizado este derecho en la Constitución

A su vez este derecho, nos plantea una serie de problemas o interrogantes éticos y jurídicos, relacionados con el comienzo de la vida, su transcurso y el final de la misma. Da cuenta de ello, las discusiones que surgen para determinar con exactitud el comienzo de la vida humana, se reconoce su origen desde la concepción, más aún, en la actualidad, donde los constantes e impresionantes avances de la ciencia y la medicina, nos plantean nuevos problemas, como la clonación, la fertilización invitro, y la tan polémica biogenética. Sumado a las ya clásicas discusiones en cuanto al aborto, eutanasia, etc.

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Actuales cuestiones estas, que llevan a los juristas a replantearse teorías estructuradas, relacionadas con, la vida humana artificialmente producida, (procreación artificial), la naturaleza y el sentido del sufrimiento y la muerte; y también lo que es "vida digna".

El valor libertad, es quizá sobre el que más se ha insistido por parte de filósofos, poetas, profetas y políticos. La libertad puede ser definida, en términos muy amplios, como la exención de una necesidad para el cumplimiento de un fin. La libertad puede ser contemplada desde dos perspectivas diferentes: negativa una, positiva la otra. Desde una perspectiva negativa se habla de la libertad negativa, que consiste en la ausencia de coacción. Supone la existencia de un ámbito para poder actuar sin que existe en el mismo la interferencia ni de otros sujetos ni del Estado. Su antivalor es la coacción, que supone la interferencia grave y deliberada por parte de otra persona, ya física, ya jurídica, por virtud del cual el sujeto no puede actuar cuándo y cómo desea. La dimensión positiva de la libertad significa la posibilidad de participación de forma racional y libre en la vida social.

La libertad tiene sustancialmente tres manifestaciones que juegan siempre en toda afirmación concreta de una libertad:

a) Exención o independencia o autonomía, por la que se constituye una esfera de autonomía privada, de decisión personal o colectiva protegida frente a presiones que puedan determinarla.

b) Poder hacer, esto es, capacidad positiva, para llevar a cabo esas decisiones y actuar eficazmente en la vida social.

c) Libertad de elección, entre hacer o no hacer, o entre varios "hacerles" posibles.

La libertad se encuentra expresamente reconocida

El valor igualdad tiene su antivalor en la discriminación, es el principio inspirador de todos los derechos económicos, sociales y culturales. Suele ser considerado como una "meta norma", o una norma que establece un criterio por el que todas las demás normas se relacionen con los sujetos del derecho. Sintéticamente podría formularse así: para toda persona, si reúne las condiciones de aplicabilidad de una norma, debe aplicarse ésta siempre de idéntica manera. Salvo que circunstancias relevantes justifiquen un tratamiento normativo diferente, en beneficio del sujeto afectado por tales circunstancias. Por ejemplo, respecto al derecho al sufragio, la diferencia de sexo es irrelevante actualmente, pero la diferencia de edad -caso de un niño sin uso de razón- es relevante para un tratamiento normativo no idéntico.

En otros casos, las normas pueden propender a enmendar una desigualdad real generada por razones históricas, en estos casos se hablará de una discriminación inversa, que asume el principio igualitario aunque proponga un tratamiento normativo diferencial. Por ejemplo, las leyes que disponen que un porcentaje de empleados de una empresa han de ser discapacitados, favorece para que personas con discapacidades puedan ser admitidos como trabajadores en las mismas; con ello se tiende a que una

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situación de desigualdad real entre los candidatos a un empleo, se revierta logrando que se admita que un discapacitado físico puede ser igualmente competente para desarrollar tareas específicas que no afecten a su discapacidad.

Si bien se afirma que la historia del hombre es la historia de la lucha por su libertad, cuando no la tiene para conseguirla, cuando la tiene para conservarla y cuando la ha perdido para recuperarla; siempre me pareció que el concepto de igualdad es una idea que se encuentra muy arraigada en todos los seres humanos, como el principal criterio de justicia.

Así, aún en los casos de hombres que se encuentran privados de su libertad, en condición de esclavos, reducidos a la categoría de cosas; aún en ellos, la idea de igualdad sigue siendo el criterio de justicia, al punto que aunque pueda admitir o aceptar su condición de esclavos, no les es posible admitir o aceptar que entre ellos se hagan diferencias, que se castigue más a uno que a otro o se premie más a uno que a otro.

Considero que es un valor consustancial con la dignidad humana, y por lo tanto, merecedor de una declamación y protección legal.

Dicho valor igualdad se encuentra expresamente reconocido como un derecho del hombre, en nuestra carta magna en el artículo séptimo.

El valor seguridad, tiene diversas implicaciones, así la seguridad que implica el respeto a su integridad física y espiritual, la cual encuentra su recepción de la Constitución, y su respectivo correlato en distintas disposiciones constitucionales.

En nuestros tiempos no podemos dejar de reconocer que el hombre tiene en virtud de su dignidad innata, un derecho no solo a su protección física, sino a la protección de aquellos actos, hechos o situaciones que le produzcan un perjuicio moral, o que afecten sus convicciones religiosas, o creencias íntimas.

La seguridad implica el continuo respeto al hombre, por parte de los demás hombres y del Estado, con la finalidad de garantizar al mismo el desenvolvimiento en forma libre, pacífica y tranquila de su existir.

También podemos sostener que el concepto de seguridad, se encuentra relacionado íntimamente con el Estado de Derecho, o sea aquel estado que se encuentra subordinado a leyes y no por encima de ellas o con el poder desconocerlas, de esta forma la persona, encuentra un alto grado de certeza en el mantenimiento de ciertas reglas jurídicas básicas, en que las mismas se aplican de una forma predeterminada, bajo ciertos requisitos expresa y previamente establecidos, lo cual conocemos como seguridad jurídica.

La dignidad Humana .En nuestra carta magna, la dignidad humana se encuentra literalmente expresada en diversas disposiciones, así tenemos que ya en la primera manifestación de los Constituyentes que sancionaron la misma, el preámbulo, se lee: "... nos los representantes del pueblo ,reunidos en convención constituyente, con la

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finalidad de exaltar la dignidad de la persona y garantizar el pleno ejercicio de sus derechos...", así vemos como la dignidad humana figura como la primera finalidad de la elaboración de esa ley fundamental.

Luego, en orden de aparición, "...la vida desde su concepción, la dignidad y la integridad física y moral de la persona son inviolables. Su respeto y protección es deber de la comunidad y, en especial, de los poderes públicos. Aquí vemos que se le atribuye a la dignidad humana, el carácter de inviolable, sobre el cual me he referido anteriormente, y que es la característica atribuida por la tendencia jurídica contemporánea, garantizar su respeto declarándola inviolable. Asimismo, es evidente que, se tiene en cuenta el principio de la "eminente dignidad de la persona humana, a la que todos los miembros de los poderes públicos, sin excepción alguna, están obligados a respetar y proteger, que, como postulado occidental y cristiano es el fundamento de todos los derechos y deberes, consecuentemente de su regulación normativa, constituyendo por eso mismo el supremo valor de nuestro régimen político, de modo que el estado se halla al servicio de la persona humana y no la persona al servicio del estado, por cuanto se considera que el hombre es un ser que tiene fines propios que cumplir

"...todas las personas son libres o iguales ante la ley, y no se admiten discriminaciones...", en este caso vemos como se regula en forma indirecta sobre el derecho a la igualdad y a la libertad, derivados ambos de la dignidad humana, estableciendo el reconocimiento expreso y como agregado, la prohibición de sus respectivos anti valores -la discriminación y la coacción.

"...Todas las personas gozan de los derechos y garantías que la Constitución Nacional y los tratados Internacionales, reconocen, y están sujetos a los deberes y restricciones que imponen

Los derechos no enumerados. Los derechos enumerados y reconocidos por esta Constitución no importan denegación de los demás que se derivan de la forma democrática de gobierno y de la condición natural del hombre. Refiriéndose en esta forma con una frase distinta al mismo aspecto, dignidad humana, condición natural del hombre, en base a la cual no pueden ser negados o desconocidos los derechos que en ella se funden. Prosiguiendo, de los extranjeros. No se puede dictar ley o reglamento que haga inferior la condición de extranjero a la del nacional..." expresión del reconocimiento de la igualdad innata de todos los hombres, sin importar su calidad de extranjeros, demostrando así, con esta prohibición el espíritu con que nuestra Constitución considera a las personas, o sea sin distinciones de ese índole.

Los derechos del trabajador, dice "...todas las personas tienen derecho:

La libre elección de su trabajo y a condiciones laborales equitativas, dignas, seguras, salubres y morales.

Una jornada limitada... con descansos adecuados y vacaciones paga,

Una retribución justa a igual remuneración por igual tarea.

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La regulación expresa, aunque en forma programática, de todos estos aspectos, encuentran vinculación directa con lo que debemos entender por dignidad humana, los distintos aspectos que comprende, las condiciones dignas en la realización de su trabajo, el garantizarle jornadas limitadas que redundan en una mejor calidad de vida de la persona al poder disponer de un tiempo libre para dedicarlo a sus familiares, personas de su entorno íntimo, descanso, ocio, etc. Constituyendo todos estos, distintos aspectos que en forma indirecta encuentran su fundamento en la dignidad que a todo habitante le es reconocido por su sola condición de persona.

El reconocimiento de la Dignidad humana en el derecho público comparado.

En este punto, he realizado un pequeño trabajo de búsqueda, de las normas que se refieren a la dignidad humana en forma expresa. Así, es que luego de esta comparación, me ha impresionado el aspecto de que en algunas constituciones no está expresada ni una sola vez en todo su texto, la palabra dignidad humana; no obstante de que se les reconozca y asegure los derechos que se derivan de la misma.

En Buenos Aires. Se lee: con el propósito de garantizar la dignidad e impulsar la prosperidad de sus habitantes.

Todas las personas tienen idéntica dignidad y son iguales ante la ley..."

La ciudad garantiza. El derecho a la privacidad, intimidad y confidencialidad como parte integrante de la dignidad humana..."

La ciudad garantiza la libertad de los habitantes como parte de la inviolable dignidad de las personas."

EN Rio los derechos declaraciones y garantías enumerados en la constitución... no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados pero que nacen del principio de soberanía del pueblo, de la forma republicana de gobierno y que corresponden al hombre en su calidad de tal..."

Los representantes del pueblo de la provincia respetuosos de nuestra cultura fundante, con la finalidad de exaltar la dignidad de la persona humana..."

Los habitantes de la provincia tienen idéntica dignidad social..."

Los derechos deberes, declaraciones y garantías enumerados... en la Constitución Nacional,... no serán entendidos como negación de otros no enumerados que atañen a la esencia de la democracia, al sistema republicano de gobierno, a la libertad, a la dignidad y la seguridad de la persona humana

Todas las personas de la provincia, gozan entre otros de los siguientes derechos: - al respeto de la dignidad..."

El reconocimiento de la Dignidad humana en los textos legales internacionales:

En las normas de Derecho internacional reguladoras de Derechos Humanos es frecuente la referencia a la dignidad de la persona humana. En ocasiones la referencia a

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la dignidad de la persona humana es incorrecta(a mi juicio): caracterizándola impropiamente, en forma de derecho. Así lo hace, por ejemplo, el artículo 11,1 de la Convención Americana de Derechos Humanos: Toda persona tiene derecho...al reconocimiento de su dignidad. En otras ocasiones, sin embargo, la dignidad aparece correctamente reconocida como fundamento de los Derechos Humanos. Esto tiene lugar en multitud de normas. Entre ellas pueden señalarse los siguientes: El Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos afirma -en el primer Considerando- que: la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad...; el quinto Considerando del Preámbulo afirma que: los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en...la dignidad y el valor de la persona.... El artículo primero de la Declaración Universal proclama que: todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad...

La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre afirma, en el Considerando 1º, que: los pueblos americanos han dignificado la persona humana...; el Considerando 2º de la Declaración Americana dice que:...los Estados americanos han reconocido que los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de un determinado Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana....

Considerando de la Declaración sobre la protección de todas las personas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, aprobada por la Asamblea general de las Naciones Unidas, en sesión de 9 de Diciembre de 1975 se afirma explícitamente que los Derechos Humanos: emanan de la dignidad inherente de la persona humana.

En el mismo sentido que el indicado en el punto anterior se expresa la letra d) del número 1 del artículo 1º de la Convención relativa a la lucha contra la discriminación en la esfera de la enseñanza, etc... .

En la Constitución española de 1978 aparece también la dignidad de la persona como fundamento de los Derechos Humanos, cuando afirma en el artículo 10.1. Que: la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes... son el fundamento del orden político y de la paz social.

El Derecho a la propia Intimidad:

En el derecho a la intimidad personal , se impone como un imperativo el equilibrio entre la tutela de la libertad de expresión o el derecho de imprimir sin censura previa; con la adecuada protección de la dignidad, honra, los sentimientos y la intimidad del común de los hombres y por consiguiente la garantía jurisdiccional para el sostenimiento de estos valores de la personalidad, garantía que puede encontrar un medio apto de ejercicio a través de la rectificación, respuesta o procedimientos que se aproximen a ese objeto. Ambos valores deben ser debidamente sopesados, sin perder de vista que, con la respuesta, se trata de asegurar el derecho natural, primario, elemental a la legítima defensa de la dignidad, la honra y la intimidad. A que la vida del común de los

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hombres no sea convertida en materia de escándalo por el periodista, el comentarista o el locutor de turno. A que su vida, su privacidad, su honra siga siendo suya; a seguir respetándose a sí mismo.

En este orden de ideas, el derecho de respuesta o rectificación se encuentra incorporado en varias constituciones

Y además en el ámbito nacional, existen procedimientos que se correlacionan con el derecho de respuesta. El derecho a la intimidad y al honor tiene una estructura tutelada, que establece que "el que arbitrariamente se entrometiere en la vida ajena publicando retratos, difundiendo correspondencia, mortificando a otro en sus costumbres o sentimientos, o perturbando de cualquier modo su intimidad y el hecho no fuere delito penal" podrá pedir al juez, "de acuerdo a las circunstancias, la publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si esta medida fuese procedente para una adecuada reparación". Esto se complementa, en cuanto al honor, con lo dispuesto, que determina que "Cuando la injuria o calumnia se hubiere propagado por medio de la prensa... el juez o tribunal ordenará, si lo pidiere el ofendido, que los editores inserten en los respectivos impresos periódicos, a costa del culpable, la sentencia o satisfacción".

Las cárceles, ejemplo de la vulneración de la dignidad del hombre:

A solo ejemplo de la continua vulneración de la cual es objeto la dignidad del hombre, me referiré al tema de las cárceles en la República Argentina, no de un modo profundo, sino tomándolo como un mero ejemplo de la realidad de la contradictoria e hipócrita sociedad contemporánea, la que se regodea con grandilocuentes discursos sobre el reconocimiento, la exaltación y las proclamaciones de los derechos del hombre, y al mismo tiempo efectúa hechos y actos totalmente contrarios a los mismos.

Las cárceles reflejan hoy dos caras de una realidad, una suerte de comparación entre ser y deber ser, entre la ley positiva y la realidad, recordemos la frase “... las cárceles serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo...", "...tratamiento educativo, curativo, asistencial...". Con toda claridad nuestra Constitución Nacional determina que las cárceles serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas; sin embargo la realidad, que en definitiva es y será la única verdad, nos muestra algo totalmente distinto.

Las cárceles enfrentan hoy distintos problemas: superpoblación, falta de gente idónea y capacitada para la educación de los reclusos, carencia de medios necesarios para el mantenimiento de los establecimientos, ausencia de una adecuada clasificación de los detenidos, serios disturbios sexuales, abusos, presencia de detenidos portadores de enfermedades contagiosas (SIDA, etc.). En definitiva no hay auténtica conciencia carcelaria. Por otro lado, el incremento de la actividad delictiva y la falta de recurso asignados por el Estado a esta problemática, son algunos de los problemas irresueltos que atañen a todos, afectan a la sociedad en su conjunto, y que no deben ser pasados por alto.

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Ante estas falencias, me pregunto ¿es acaso que las personas condenadas por la comisión de algún delito, pierden su dignidad como personas? Las condiciones de vida de los establecimientos carcelarios están lejos de cumplir su misión (la que le determina la ley -resocializar-) para convertirse en cambio en depósitos donde viven alojados hombres y mujeres dejados a su suerte. Es menester plantear en primer lugar, para entender un poco más la finalidad de la prisión, que es lo que entendemos por pena, y cuál es la finalidad que la misma cumple en nuestro ordenamiento jurídico, o sea ¿qué se quiere lograr con la pena?, ¿castigar, maltratar, hacer sufrir, vengarse?, ¿es el reo una persona como cualquier otra, con los mismos derechos, derecho a la vida, derecho a un ambiente sano, a un trato igualitario? Hoy la realidad nos muestra que existe un absoluto olvido de la dignidad de los detenidos.

El punto de partida para resolver estos interrogantes es indagar acerca de la finalidad de la pena en nuestro ordenamiento legal. La pena es un mal consistente en la pérdida de bienes como retribución por haber violado el deber de no delinquir, es la pérdida de un bien del delincuente. La pérdida de un bien es jurídicamente un mal, porque significa la privación a la persona de algo que gozaba, o la imposición de una carga personal que no estaba obligado a soportar. La pena no es reparadora, sino retributiva.

Más allá de las distintas teorías que tratan de justificar la pena, en nuestro ordenamiento el fin de la pena no es una expiación en sentido moral como se la concibió hasta Becaria, no es la expiación de la culpa, ni un mal consistente en la motivación inmoral de la voluntad curable por la fuerza del dolor que le causa la pena y que le expía la culpa. Tampoco es una expiación en sentido que trate de devolver mal por mal.

Todo esto no condice con la realidad, que esconden los sombríos muros carcelarios, la realidad carcelaria no está lejos de asemejarse a las antiguas mazmorras donde en condiciones infrahumanas, amontonaban a vagos, prostitutas, jóvenes díscolos, etc.

A nadie escapa el auge que ha adquirido la delincuencia hoy en día, la población carcelaria aumenta cada año. Esto trae como consecuencia que celdas diseñadas para dos, estén ocupadas por tres o cuatro personas; que más allá de las incomodidades que la convivencia forzada de hombres en recintos con capacidad real para la mitad significa, conlleva por un lado situaciones promiscuas, propagación de enfermedades contagiosas (SIDA), y por otro lado, en virtud de la ausencia de una adecuada clasificación de los detenidos de acuerdo al delito cometido, las cárceles se convierten en una gran escuela de delincuencia, conviven en un mismo ámbito asesinos, violadores, ladrones...

Otro problema que atenta contra la dignidad humana de los detenidos, es la falta de suficiente trabajo dentro de los establecimientos, con lo cual además de afectar el desarrollo integral de la persona, se corre el gran peligro del ocio colectivo, lo cual genera aún más peligrosidad entre los reclusos.

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Una vez más me pregunto ¿se puede reinsertar a la sociedad a una persona detenida en esta condiciones, para que se convierta en un ser útil a la sociedad? ¿No será que todo el sistema penal (penal, procesal, penitenciario) es una excusa para hacer efectiva la venganza en la persona de los delincuentes, llegando al desconocimiento de su dignidad como persona?

La crueldad y el egoísmo de una sociedad que olvida y humilla a los que por distintas circunstancias de su vida han violado las normas; una sociedad que considera que hay que aislar y segregar sólo para seguridad, sin importar la readaptación, sin importar que son personas, y la inactividad del estado frente a estas situaciones nos confirman una vez más que no se cumple con la finalidad de la pena, y reafirma la tan conocida frase "de la cárcel el bueno sale malo, y el malo sale peor"

Entonces, ¿la cárcel sirve o no sirve? La respuesta está a la vista. Considero que en la medida que se mantenga el actual sistema carcelario la influencia que la cárcel puede ejercer para impedir posteriores transgresiones es nula, es necesario un cambio profundo. Este cambio implica, rediseñar la capacidad de los establecimientos, formación de un nuevo cuerpo de funcionarios y empleados penitenciarios capacitados e idóneos, eliminar la violencia y severidad sin ningún provecho, evitar abusos sexuales, establecer una clara separación de los delincuentes de manera que no se mezcle el delincuente de ocasión con el reincidente y con los reos más peligrosos, desarrollar una adecuada actividad laboral, etc.

Creo que debe cambiar la concepción sobre las cárceles como primer paso hacia un verdadero respeto de la dignidad del hombre, la misión de las cárceles no debe ser aislar al delincuente sino reeducar a hombres, no hay que destruir al hombre sino al delincuente que hay en él. Se debe tener presente que el penado por el hecho de ser tal, no es un ser extra-social, por lo cual es necesario un trato humanitario, hay que respetar la condición humana del penado, su dignidad. Debe enseñársele que él forma parte de la sociedad como hombre y como ciudadano y crearle un sentido de responsabilidad respecto de sus semejantes. La aspiración tiene que ser a no aniquilar la libertad por la pena, sino a restringirla por el mal uso que de esa libertad ha hecho, dotándolo de una nueva aptitud para su buen uso y reeducándolo para su posterior disfrute.

8. Conclusión

De todo lo expuesto hasta aquí, considero que nuestra Constitución considera a la dignidad humana, como algo natural de todo hombre, y en virtud de ello es que se encarga de destacar que su finalidad es exaltar la dignidad de la persona, reconociéndola como algo propio y natural de él -no otorgado por el estado-, y limitándose a garantizarla, estableciendo para ello su carácter de inviolable

Es evidente que nuestra Constitución no es la única que reconoce la dignidad de persona, sino que en el transcurso del presente siglo se ha dado una creciente concienciación del significado que tiene el respeto de la dignidad en todos los seres

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humanos. Este fenómeno que no reconoce fronteras, se manifiesta en la redacción de diversos textos nacionales, regionales e internacionales, tratados, convenios, etc. muchos de ellos con el carácter o la aspiración al menos de universalidad. En los cuales la idea del respeto hacia la dignidad del hombre, ha tomado una fuerza arrolladora.

Si bien algunos autores sostienen que es siempre un mal signo para los derechos, y con mayor razón para los fundamentales como los derivados de la dignidad del hombre, que necesiten ser solemnemente declarados, pues tal declaración supone que ellos son desconocidos o avasallados en la vida real y con una cierta generalidad. Es, a mi juicio, esta declaración o reconocimiento solemne, un primer paso para lograr el objetivo final de que los mismos sean respetados, reconocidos y efectivamente ejercidos en la vida real.

Así, este fenómeno mundial ,se traduce en el reconocimiento de la persona, de su dignidad, y esta, al generarse en estos últimos tiempos, y quizá como consecuencia de los diversos acontecimientos del reciente siglo pasado,(dos primeras guerras mundiales, tratados de derechos humanos, etc.) una conciencia de la necesidad de su respeto y resguardo, ha venido a quedar universalmente aceptada, compeliendo a los estados a reconocer dicha dignidad natural en sus regulaciones; so peligro de tacha de autoritario al que la niegue y de reclamo por la comunidad internacional.

Hoy día vivimos en una sociedad que, en el plano de las proclamaciones, exalta la dignidad de la persona humana, mientras en el plano de los hechos denigra la condición del hombre, la mediatiza, la empequeñece. Lo lamentable de todos estos derechos derivados del reconocimiento de la dignidad del hombre, (libertad, igualdad, honor, intimidad, vida, integridad, etc.) es que si bien se encuentran reconocidos y proclamados, no son respetados en la vida del hombre con la asiduidad que desearíamos, produciéndole así un atropello continuo, y progresivo a su dignidad.

El valor que tiene el reconocimiento constitucional de la dignidad humana es, el servir de pauta interpretativa de las normas de la carta magna provincial. En este sentido, una sociedad verdaderamente democrática a la que se refiere la propia Constitución (art.2) debe dar prioridad a ultranza a los derechos esenciales de la persona que hacen a su dignidad.

Considero que la dignidad del hombre precede natural a la idea de estado e implica un conjunto de derechos y deberes naturales (primarios y secundarios), como el derecho al honor, a la intimidad, a la buena reputación, a la propia imagen a la integridad corporal, etc.

La constitución no crea esos derechos porque la dignidad del ser humano existe con Constitución o sin ella, y aun contra ella. Solo los reconoce y protege.

5º El ser humano como racional y libre

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En principio, todo hombre es un individuo, pero también es una persona racional y moral. Una sustancia individual de naturaleza racional

El hombre es un ser racional , porque es capaz de perfeccionarse de acuerdo con los fines, objetivos y metas que se traza durante toda su vida y para toda su vida; porque es capaz de ordenar su manera de vivir, trabajar, producir, consumir y también de divertirse según los principios que lo dicta su razón. Por su capacidad racional, mediante principios, los conocimientos que la razón le genera.

El hombre, en virtud de su razón, es capaz de vivir en conformidad con los dictados de la razón. El hombre es capaz de determinar dónde está el bien y dónde está el mal, cómo hacerse digno y cómo ser libre. El hombre es capaz de alcanzar sus objetivos, fines y metas, lograr su perfeccionamiento físico, espiritual, profesional y moral, conocer las leyes de la naturaleza, superar y solucionar problemas y alcanzar mejores niveles de vida o de bienestar para sí y para los demás. El hombre, por la razón, es un fin en sí mismo y no un simple medio al servicio de intereses, de grupos de presión o de grupos de poder.

Por la razón, el ser del hombre se torna trascendente, incursiona en los campos de todas las ciencias y genera nuevos conocimientos, nuevos avances filosóficos y científicos; es capaz de utilizar y producir principios, normas, reglas, hipótesis, leyes y teorías.

El hombre para saber qué tiene que hacer y qué no debe hacer a fin de obrar correctamente le basta con usar su razón en forma oportuna y en toda su exacta dimensión.

El oficio de la razón del hombre consiste, en hacer buen uso de ella, para Dios, para uno mismo y todos los demás hombres. El gran Sócrates, dijo alguna vez en sus diálogos cotidianos con la juventud que el hombre sólo debe someterse a lo que le dicte su razón. Acaso yo «Soy uno de esos que siempre tienen que indagar la razón».

El hombre como ser racional

El hombre a lo largo de la historia se ha definido como un ser que conoce, que es capaz de hablar, capaz de manejar símbolos, y dominar la naturaleza mediante la técnica y la ciencia.

El ser humano es y será el objeto de estudio propio de la humanidad: lo principal continúa siendo conocernos a nosotros mismos.

El hombre no ha existido siempre sobre la Tierra, sino que apareció en un tiempo relativamente reciente. Como cualquier otra especie viviente, la especie humana representa el término de una larga serie de transformaciones, de un proceso evolutivo.

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¿El ser humano es un ser social por naturaleza?

El hombre es un ser encarnado de una realidad y es allí en donde se manifiesta como ser de posibilidades.

Abarca la realidad físico-química, más lo espiritual. La persona humana goza de un carácter singular que la convierte en entidad única e irrepetible; por esto mismo, la persona humana goza de unas cualidades que la constituye, la definen y la distinguen. Definir el ser humano constituye tener en cuenta las distintas cualidades que en él se destacan.

La persona humana es un subsistente en el orden del espíritu, tiene una profunda anterioridad, es autoconsciente, libre y puede auto determinarse, goza de una corporalidad, posee como dimensiones que lo caracterizan: la coexistencia, la alteridad y la comunicabilidad, y su dimensión trascendente, la libertad como elemento fundamental y la dignidad como valor absoluto del ser humano.

El ser humano es un ser social por naturaleza, trascendente e irrepetible, se diferencia de los animales por su inteligencia y razón, los animales tienen reacciones instintivas que los obligan a hacer ciertas cosas y les impide hacer otras los seres humanos por el contrario vivimos conformes a reglas y normas.

El ser como sustancia, compuesta de materia y forma; las cuales están unidas inseparablemente.

Se organizan por predicados que se divulgan desde un sujeto con su significado propio como concepto por intuición de lo real, como un atributo del sujeto de la oración.

Es importante resaltar que el ser humano es materia y por ende experimenta diversas situaciones de acuerdo con el entorno y el ambiente en que se encuentre, desarrollando así unas dimensiones las cuales son: espiritual, social, intelectual e interpersonal, de allí lo necesario es el desarrollo completo de estas fases.

Por otra parte cada persona es única e irrepetible, desde que nacemos traemos rasgos biológicos que nos hacen diferentes el uno del otro, como por ejemplo el color de piel, de ojos, de pelo, etc. Pero existe una parte en nuestro interior que no es visible, que también nos hace diferentes del resto, la identidad propia, nuestra naturaleza interior, que nos entrega una forma propia de ver y actuar en el desarrollo de nuestras vidas.

El hombre es un animal biológico con necesidades de supervivencia...

La declaración universal de derechos humanos señala como uno de sus considerandos "que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad"

6 Principios relacionados con la dignidad humana

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Desde la perspectiva ética, un objeto tiene mayor valor en la medida en que sirve mejor para la supervivencia y mejora del ser humano, ayudándole a conseguir la armonía y la independencia que necesita y a las que aspira. Es por tanto esencial que los valores que se elijan y que se persigan en la propia vida se correspondan con la realidad del hombre, es decir, sean verdaderos. Porque sólo los valores verdaderos pueden conducir a las personas a un desarrollo pleno de sus capacidades naturales. Puede afirmarse que, en el terreno moral, un valor será verdadero en función de su capacidad para hacer más humano al hombre.

Veamos un ejemplo. Puedo elegir como ideal el egoísmo, en la forma de búsqueda de la propia comodidad y del propio bienestar, desestimando las exigencias de justicia y respeto que supone la convivencia con otras personas y que exigen renuncias y esfuerzos. La personalidad se volverá entonces insolidaria, ignorando los aspectos relacionales y comunicativos esenciales en el ser humano. Hecha la elección, el crecimiento personal se detendrá e iniciará una involución hacia etapas más primitivas del desarrollo psicológico y moral.

Por el contrario, si se elige como valor rector la generosidad, concretada en el esfuerzo por trabajar con profesionalidad, con espíritu de servicio, y en la dedicación de tiempo a causas altruistas y solidarias, entonces se favorecerá la apertura del propio yo a los demás, primando la dimensión social del ser humano y estimulando el crecimiento personal.

Valores universales

Como acabamos de referir (tal como se deduce del proceso de desarrollo del ser humano), la maduración personal sólo se facilitará procurando eliminar obstáculos que puedan originar una detención de la misma o una regresión a etapas más primitivas (propio interés). Por eso, parece acertado concretar algunos valores universales, deseables para todos.

«Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, nunca meramente como un medio, sino que, en todo momento, la trates también como a un fin». «Pues los seres racionales están todos bajo la ley de que cada uno debe tratarse a sí mismo y debe tratar a todos los demás nunca meramente como medio, sino siempre a la vez como fin en sí mismo. De este modo, surge un enlace sistemático de seres racionales por leyes objetivas comunes, esto es un reino, el cual, dado que estas leyes tienen por propósito precisamente la referencia de estos seres unos a otros como fines y medios, puede llamarse un reino de los fines»

Se trata de aquellos valores que se fundamentan en la dignidad incondicional de todo ser humano. Una dignidad que no puede depender de ninguna circunstancia (sexo, edad, salud - calidad de vida - y demás cualidades).

¿Qué es un principio?

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En sentido ético o moral llamamos principio a aquel juicio práctico que deriva inmediatamente de la aceptación de un valor. Del valor más básico (el valor de toda vida humana, de todo ser humano, es decir, su dignidad humana), se deriva el principio primero y fundamental en el que se basan todos los demás: la actitud de respeto que merece por el mero hecho de pertenecer a la especie humana, es decir, por su dignidad humana.

(El respeto a todo ser humano),

La dignidad humana, un valor fundamental

En la filosofía moderna y en la ética actual se propaga una subjetivación de los valores y del bien.

Existe una corriente de pensamiento que se expresa en la idea de que no es posible derivar ningún tipo de deber a partir del ser de las cosas. El paso siguiente nos lleva a concluir que por valores entendemos nuestras impresiones, reacciones y juicios, con lo cual convertimos el deber en un fruto de nuestra voluntad o de nuestras decisiones.

En el positivismo derecho es el resultado de la voluntad de las autoridades del estado, que son las que determinan aquello que es legalmente correcto - y legítimo - y lo que no lo es.

En ética, el positivismo afirman que bueno y malo son decisiones meramente irracionales o puro objeto de impresiones o reacciones, o sea, del campo emocional. Tanto en el positivismo, es verdad, la idea de valores, pero sólo como una idea subjetiva o como objeto de consenso. El acuerdo por ejemplo de un grupo o de un pueblo crea los valores.

En realidad esto conduce a un relativismo total. Así por ejemplo, el grupo podría acordar que ciertos grupos no son seres humanos o que no poseen dignidad, y que por tanto se los puede asesinar sin miedo a castigo alguno. Para esta teoría no existe ningún fundamento que se base en la naturaleza de las cosas y cualquier punto de vista puede además variar de una a otra época. No existe ninguna barrera segura de valores frente a la arbitrariedad del estado y el ejercicio de la violencia.

Sin embargo, el propio conocimiento y la apertura natural a los demás nos permite reconocer en ellos y en nosotros el poder de la inteligencia y la grandeza de la libertad. Con su inteligencia, el hombre es capaz de trascender el mundo en que vive y del que forma parte, es capaz de contemplarse a sí mismo y de contemplar el mundo como objetos. Por otro lado, el corazón humano posee deseos insaciables de amor y de felicidad que le llevan a volcarse - con mayor o menor acierto- en personas y empresas. Todo ello es algo innato que forma parte de su mismo ser y siempre le acompaña, aunque a veces se halle escondido por la enfermedad o la inconsciencia.

En resumen: a la vez que forma parte del mundo, el hombre lo trasciende y muestra una singular capacidad - por su inteligencia y por su libertad - de dominarlo. Y se siente

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impulsado a la acción con esta finalidad. Podemos aceptar por tanto que el valor del ser humano es de un orden superior.

Y a ese valor lo denominamos

"dignidad humana".

Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien. Es algo que nos viene dado. Es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor o bien ignorarlo o rechazarlo.

Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada ciudadano. Aun cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos, encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no cambiaría en nada su valor inconmensurable de seres humanos.

Por su misma naturaleza, por la misma fuerza de pertenecer a la especie humana, por su particular potencial genético - que la enfermedad sólo es capaz de esconder pero que resurgirá de nuevo si el individuo recibe la terapéutica oportuna -, todo ser humano es en sí mismo digno y merecedor de respeto.

Principios derivados de la dignidad humana

La primera actitud que sugiere la consideración de la dignidad de todo ser humano es la de respeto y rechazo de toda manipulación: frente a él no podemos comportarnos como nos conducimos ante un objeto, como si se tratara de una "cosa", como un medio para lograr nuestros fines personales.

Principio de Respeto

«En toda acción e intención, en todo fin y en todo medio, trata siempre a cada uno - a ti mismo y a los demás- con el respeto que le corresponde por su dignidad y valor como persona»

Todo ser humano tiene dignidad y valor inherentes, solo por su condición básica de ser humano. El valor de los seres humanos difiere del que poseen los objetos que usamos. Las cosas tienen un valor de intercambio. Son reemplazables. Los seres humanos, en cambio, tienen valor ilimitado puesto que, como sujetos dotados de identidad y capaces de elegir, son únicos e irreemplazables.

El respeto al que se refiere este principio no es la misma cosa que se significa cuando uno dice “Ciertamente yo respeto a esta persona”, o “Tienes que hacerte merecedor de

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mi respeto”. Estas son formas especiales de respeto, similares a la admiración. El principio de respeto supone un respeto general que se debe a todas las personas.

Dado que los seres humanos son libres, en el sentido de que son capaces de efectuar elecciones, los hombres no deben ser utilizados y tratados como objetos. Las cosas pueden manipularse y usarse, pero la capacidad de elegir propia de un ser humano debe ser respetada.

Un criterio fácil que puede usarse para determinar si uno está tratando a alguien con respeto consiste en considerar si la acción que va a realizar es reversible. Es decir: ¿querrías que alguien te hiciera a ti la misma cosa que tú vas a hacer a otro? Esta es la idea fundamental contenida en la Regla de Oro: «trata a los otros tal como querrías que ellos te trataran a ti». Pero no es ésta una idea exclusiva de los cristianos. Más de un siglo antes del nacimiento de Cristo esta frase ya se decía «No hagas a los demás lo que odiarías que ellos hicieran contigo».

Otros principios

El respeto es un concepto rico en contenido, resulta de ayuda derivar del principio de respeto otros principios menos básicos.

Vale la pena hacer notar que, en ética aplicada, cuanto más concreto es el caso, más puntos muestra en los que puede originarse controversia. En consecuencia, convendrá disponer de formulaciones más específicas del principio general de respeto. Entre estos principios están los de no malevolencia y de benevolencia, y el principio de doble efecto.

Principios de no-malevolencia y de Benevolencia

«En todas y en cada una de tus acciones, evita dañar a los otros y procura siempre el bienestar de los demás».

Principio de doble efecto

«Busca primero el efecto beneficioso. Dando por supuesto que tanto en tu actuación como en tu intención tratas a la gente con respeto, asegúrate de que no son previsibles efectos secundarios malos desproporcionados respecto al bien que se sigue del efecto principal»

El principio de respeto no se aplica sólo a los otros, sino también a uno mismo. Así, para un profesional, por ejemplo, respetarse a uno mismo significa obrar con integridad.

Principio de Integridad

«Compórtate en todo momento con la honestidad de un auténtico profesional, tomando todas tus decisiones con el respeto que te debes a ti mismo, de tal modo que te hagas así merecedor de vivir con plenitud tu profesión».

Ser profesional no es únicamente ejercer una profesión sino que implica realizarlo con profesionalidad, es decir: con conocimiento profundo del arte, con absoluta lealtad a las

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normas deontológicas y buscando el servicio a las personas y a la sociedad por encima de los intereses egoístas.

Otros principios básicos a tener presentes son los de justicia y utilidad.

Principio de Justicia

«Trata a los otros tal como les corresponde como seres humanos; sé justo, tratando a la gente de forma igual. Es decir: tratando a cada uno de forma similar en circunstancias similares».

La idea principal del principio de justicia es la de tratar a la gente de forma apropiada. Esto puede expresarse de diversas maneras ya que la justicia tiene diversos aspectos. Estos aspectos incluyen la justicia substantiva, distributiva, conmutativa, procesal y retributiva.

Principio de Utilidad

«Dando por supuesto que tanto en tu actuación como en tu intención tratas a la gente con respeto, elige siempre aquella actuación que produzca el mayor beneficio para el mayor número de personas».

El principio de utilidad pone en las consecuencias de la acción. Sin embargo, supone que has actuado con respeto a las personas. Si tienes que elegir entre dos acciones moralmente permisibles, elige aquella que tiene mejor resultado para más gente.

7 Fundamentos de la dignidad humana

Los fundamentos de la dignidad humana, han ido evolucionando al mismo tiempo que la sociedad, las condiciones políticas, económicas y todo lo que conforma la evolución del mundo, incluyendo la evolución del ser humano, de esa misma manera se ha ido formando el sentido de la dignidad humana.

Al inicio de la historia el ser humano era visto como un objeto, no como sujetos valorados dentro de la sociedad; en la actualidad a través de ir poco a poco aportando y reconociendo que cada ser humano, desde la niñez goza de los mismo derechos y protección de todo ser humano, también es un individuo único, con capacidades de expresarse, interactuar con su entorno social y sobre todo de manejar su propia libertad, características que a medida que va creciendo se convierte en mayor responsabilidad en el uso de la libertad, y el cómo saberla manejar desde los principios básicos que se recibieron , la dignidad humana va evolucionando a medida que el hombre por medio de sus capacidades y del hacer valer sus derechos se va formando como un ser único dentro de la sociedad, ocupando un estatus dentro del área en que se desenvuelva, tomando una perspectiva integral del ser humano, con condiciones integras, el desenvolverse en un ambiente sano, con una calidad de vida digna, trabajo adecuado , participación social y principalmente una formación espiritual, es así por lo cual todas las transformaciones que se han dado a través de la historia han ido mejorando nuestra dignidad, siempre y cuando sepamos manejar nuestra libertad ,

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hacer valer los derechos y defender nuestros valores ,resaltando la justicia, siempre teniendo en cuenta la formación espiritual.

Fundamentos de la dignidad de la persona humana

La persona es una sustancia individual de naturaleza racional. Sustancia en cierto sentido significa un ser en sí, es decir, que no está inherente a otro.

La dignidad propia del hombre es un valor singular que fácilmente puede reconocerse. Lo podemos descubrir en nosotros o podemos verlo en los demás. Pero ni podemos otorgarlo ni está en nuestra mano retirárselo a alguien. Es algo que nos viene dado. Es anterior a nuestra voluntad y reclama de nosotros una actitud proporcionada, adecuada: reconocerlo y aceptarlo como un valor supremo (actitud de respeto) o bien ignorarlo o rechazarlo. Este valor singular que es la dignidad humana se nos presenta como una llamada al respeto incondicionado y absoluto. Un respeto que, como se ha dicho, debe extenderse a todos los que lo poseen: a todos los seres humanos. Por eso mismo, aún en el caso de que toda la sociedad decidiera por consenso dejar de respetar la dignidad humana, ésta seguiría siendo una realidad presente en cada ciudadano. Aun cuando algunos fueran relegados a un trato indigno, perseguidos, encerrados en campos de concentración o eliminados, este desprecio no cambiaría en nada su valor inconmensurable en tanto que seres humanos. Por su misma naturaleza, por la misma fuerza de pertenecer a la especie humana, por su particular potencial genético que la enfermedad sólo es capaz de esconder pero que resurgirá de nuevo si el individuo recibe la terapia oportuna , todo ser humano es en sí mismo digno y merecedor de respeto.

Por jskt




El referente de libertad, igualdad y fraternidad La filosofía a mi entender


Es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje. Al abordar estos problemas, la filosofía se distingue del misticismo, el esoterismo, la mitología y la religión por su énfasis en los argumentos racionales por sobre los argumentos de autoridad, y de la ciencia porque generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica, sea mediante el análisis conceptual, los experimentos mentales, la especulación u otros métodos a priori, aunque sin desconocer la importancia de los datos empíricos.


La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente influida por la ciencia, la religión y la política occidentales. Muchos filósofos importantes fueron a la vez grandes científicos, teólogos o políticos, y algunas nociones fundamentales de estas disciplinas todavía son objeto de estudio filosófico. Esta superposición entre disciplinas se debe a que la filosofía es una disciplina muy amplia. En la actualidad sin embargo y desde el siglo XIX, la mayoría de filósofos han restringido su área de investigación, y se caracterizan por estudiar las cuestiones más fundamentales y generales.


1. Valorar nuestro ser, persona


2. Profundizar en el valor de la persona


3. Aprender a respetar a todas las personas


4. ¿Que entendemos por dignidad?


5. El ser humano como racional y libre


6. Principios relacionados con la dignidad humana


7. Los fundamentos de la dignidad humana


Si están interesados, nos pondremos en contacto ,un saludo y gracias por su tiempo