Un notable pintor que ejercía su arte para el rey. Un día éste le preguntó:
—¿Cuáles son para usted las cosas más difíciles de pintar? —Perros, caballos y cosas semejantes.
Entonces, volvió a preguntar: —¿Y las más fáciles?
—¡Ah!—sonrió el pintor—, los fantasmas, monstruos y cosas similares.
Cuando el rey quiso saber la razón, explicó:
—¿Quién no conoce bien a los perros y a los caballos? No es fácil pintarlos con toda fidelidad. Pero los fantasmas y monstruos y cosas parecidas, como nadie los ha visto, son más fáciles de reflejar.
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